El primer fundador llamó al asentamiento: "Ciudad del Espíritu Santo y Puerto Santa María del Buen Ayre". Aunque Garay la rebautizara "Ciudad de Trinidad", el nombre del puerto se mantuvo y prevaleció sobre el último.
El crecimiento de la ciudad fue paulatino
-14.000 habitantes en el año 1750-, aunque incrementándose su población
con el desarrollo comercial que deviniera de la comercialización de
pieles. Este aumento poblacional se precipita cuando en el año 1776, el
Virreinato del Río de la Plata la designa su Ciudad Capital.
Con la proclama de la Independencia de España
(1810-1816) el puerto se abre al libre comercio, y la prosperidad que
esto trae aparejado promueve un incremento de la población que alcanza
en 1850 los 100.000 habitantes.
En los años 1860, gracias a la
exportación regular de pieles, lanas, carne y cereales, acrece la
inmigración española e italiana, a la que se suma la sirio-libanesa,
polaca y rusa, inmigración que imprime a Buenos Aires la cosmopolita
integración cultural que la distingue.
La inmigración, fundamentalmente la inglesa,
aporta a la ciudad y a su puerto el ferrocarril, las instalaciones
portuarias, el tranvía y la iluminación a gas. Buenos Aires entonces se sitúa en posición de privilegio, prevaleciendo sobre las demás regiones de Argentina, y en 1880 la ciudad es separada de la Provincia de Buenos Aires y se crea el distrito de la Capital Federal, por lo que es declarada Capital del país.
A lo largo del siglo XX y entre los años 1930 y
1950, sucesivas migraciones internas terminan de conformarla como una
ciudad ecléctica en la que conviven personas de diversos estratos
sociales, culturas y religiones.
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